sábado, 26 de septiembre de 2009

En 33, testimonio de una cooperadora

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Una cooperadora nos cuenta: Estar y sentirme junto a Don Bosco, renovó en mi la pasión salesiana, el amor ardiente e incansable por los jóvenes, por mi vocación de educadora. Me sentí con un empuje tal que parecía que todo en mi ser me gritaba: como él, como él debes gastar todo por los jóvenes...
La hna. Carmen nos comparte....
Desde que supimos que seríamos anfitriones de la urna de Don Bosco, les diría, todo el año fue preparación para este encuentro.
Desde la mañana temprano, ya sentías en ese sábado nublado, que el sol brillaba en los corazones y por doquier se respiraba aire de fiesta. Se sumaban desde temprano muchísimos preparativos.
Sobre las 10 y 30 comenzaron a llegar los niños de los barrios Abreu y Sosa donde trabajan nuestras Hnas. Juanita y Josefina. Luego los niños del Club del niño atendido por la Parroquia, los adolescentes también atendidos por la parroquia, los niños y adolescentes que atienden en dos barrios las Hermanas Doroteas, los liceales, los exalumnos, padres, amigos, vecinos. La casa estaba desbordante de gente, de colorido, de algarabía salesiana.
Ya a las once en punto, alguien grita: Viene, ahí viene, ya está Don Bosco. Vivas, aplausos, cantos, lágrimas, mil formas de expresión que eran incontenibles.
Y luego la entrada al Colegio, quien empujaba más para estar más cerca, igual que en Turín o en Mornés, a los lugares que el llegaba. Sentí revivir en mi las palabras de Main, Don Bosco está aquí, es un Santo y yo lo siento...
Qué hermoso sucederse de emociones. Empezaron las demostraciones de gratitud, de fiesta. Todos querían hacer algo por Don Bosco. Fue enternecedor escuchar a una pequeña del Oratorio del Barrio Abreu diciéndole a Don Bosco, que le hacía un pedido en nombre de los niños. Que siempre estuvieran acá las hermanas. (Somos la única presencia salesiana en el departamento)
A ello le siguió el Candombe del Oratorio, el teatro presentado por los liceales,, la murguita del San Martín... y tantas expresiones de alegría que difícil poder encuadrarlas entre los 4 y los 90 años, cada uno a su forma, estilo y corazón.
Aclaro que había venido gente de localidades vecinas, especialmente para ver a Don Bosco. Es cierto, en cada rincón uruguayo, hay siempre un exalumno o exalumna salesiano.
Luego a la Parroquia, para la Eucaristía presidida por Monseñor Heriberdo Bodeant, Monseñor Cáceres y todos los sacerdotes de la ciudad. Al iniciar la Sta. Misa una liceal se acerca para decirme, Don Bosco se ríe. Sí, ciertamente estaría gozando al ver esta tierra olimareña con tantos niños y adolescentes, al ver tanto bien y tanta necesidad. Sí, tal vez, somos la tierra de sus sueños, cuando soñó con América y hoy esta misma tierra lo llama. Por eso, Monseñor pidió por las vocaciones. Necesitamos sacerdotes y religiosas, cooperadores, necesitamos manos largas que extiendan y mantengan vivo el carisma de Don Bosco.
Al finalizar la Eucaristía, todos los sacerdotes y los dos Obispos, rodearon la urna y con una mano apoyada en ella rezaron en un silencio tan elocuente que solo podías decir Don Bosco quédate aquí. Don Bosco no nos dejes, no te vayas...Muy fuerte!
Pero la urna partió, aunque sabemos que El quedó prendido, enganchado a cada corazón, a esta tierra treintaytresina que tanto lo quiere y lo necesita.
Don Bosco, no te olvides, somos los hijos de tu sueño.

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