"El nos mira desde su cielo" ¡¡Mi alma se desborda de alegría en el Señor!! Así comenzamos el gran encuentro en el Cilindro de Montevideo: “Celebramos la EUCARISTIA” nos llenamos de gozo junto a nuestro padre Don Bosco.
Extraordinaria fue la presencia de tantos jóvenes, religiosos y religiosas, padres, madres, sacerdotes y obispos que entusiasmados participaron del encuentro con Cristo: uno de los grandes propósitos del santo de los jóvenes: hacer que estos, los preferidos del Señor, se encuentren con aquel que entregó su vida por toda la humanidad.
La misa presidida por Monseñor Nicolás Cotugno, acompañado por sus hermanos obispos, sacerdotes del clero secular y sacerdotes salesianos le fueron dando el rasgo característico de un encuentro festivo. La participación activa de grupos oratorianos en el ofertorio y de adolescentes y los jóvenes en las lecturas ayudaron a enriquecer el espíritu de todos nosotros. Ya culminando la misa, antes de recibir la bendición final, el padre Inspector Daniel Sturla agradeció a Dios por la vida de todos los consagrados y consagras y les entregó a sus padres, allí presentes, una medalla con el rostro de Don Bosco. ¡¡Estén siempre alegres!!
Luego de la celebración eucarística tuvimos el gozo de disfrutar el “CIRCO BOSCO” al mejor estilo salesiano donde reinó el júbilo, el buen humor, el entusiasmo y la alegría. Grupos de diferentes casas salesianas fueron presentando números artísticos: cantos, bailes, coreografías, patinaje, magia, payasos, coros, murga, candombe y otros tantos que le fueron dando forma e imprimiendo una sonrisa en todos aquellos que estaban presente y disfrutando del espectáculo. ¡¡Demos gracias a Dios!!
Por todo esto y mucho más sentimos que nos mana del corazón, como agua viva, expresar: GRACIAS DIOS y GRACIAS DON BOSCO. Son quienes han hecho posible que, nosotros Cristianos, tengamos la oportunidad de reunirnos como Familia Salesiana y renovar, reavivar y recordar que aún queda mucho por hacer y mucho más aún por anunciar. Que Dios Padre nos ayude a procurar que los jóvenes descubran a través del carisma salesiano lo que Don Bosco nos legó y así ellos, como nosotros, conozcan las Bondades del Señor.
Extraordinaria fue la presencia de tantos jóvenes, religiosos y religiosas, padres, madres, sacerdotes y obispos que entusiasmados participaron del encuentro con Cristo: uno de los grandes propósitos del santo de los jóvenes: hacer que estos, los preferidos del Señor, se encuentren con aquel que entregó su vida por toda la humanidad.
La misa presidida por Monseñor Nicolás Cotugno, acompañado por sus hermanos obispos, sacerdotes del clero secular y sacerdotes salesianos le fueron dando el rasgo característico de un encuentro festivo. La participación activa de grupos oratorianos en el ofertorio y de adolescentes y los jóvenes en las lecturas ayudaron a enriquecer el espíritu de todos nosotros. Ya culminando la misa, antes de recibir la bendición final, el padre Inspector Daniel Sturla agradeció a Dios por la vida de todos los consagrados y consagras y les entregó a sus padres, allí presentes, una medalla con el rostro de Don Bosco. ¡¡Estén siempre alegres!!
Luego de la celebración eucarística tuvimos el gozo de disfrutar el “CIRCO BOSCO” al mejor estilo salesiano donde reinó el júbilo, el buen humor, el entusiasmo y la alegría. Grupos de diferentes casas salesianas fueron presentando números artísticos: cantos, bailes, coreografías, patinaje, magia, payasos, coros, murga, candombe y otros tantos que le fueron dando forma e imprimiendo una sonrisa en todos aquellos que estaban presente y disfrutando del espectáculo. ¡¡Demos gracias a Dios!!
Por todo esto y mucho más sentimos que nos mana del corazón, como agua viva, expresar: GRACIAS DIOS y GRACIAS DON BOSCO. Son quienes han hecho posible que, nosotros Cristianos, tengamos la oportunidad de reunirnos como Familia Salesiana y renovar, reavivar y recordar que aún queda mucho por hacer y mucho más aún por anunciar. Que Dios Padre nos ayude a procurar que los jóvenes descubran a través del carisma salesiano lo que Don Bosco nos legó y así ellos, como nosotros, conozcan las Bondades del Señor.
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