
Ahí fue recibido por una nutrida delegación de estudiantes de los colegios Salesianos y María Auxiliadora, quienes junto a padres de familia y educadores desafiaron al frío para esperar al Padre y Maestro de los jóvenes. Al mediodía se celebró una misa en la Iglesia de San Jerónimo que fue presidida por el Padre Miguel Montes. 

A partir de las dos de la tarde desde San Jerónimo, la urna de Don Bosco partió en caravana hasta la ciudad del Cusco. Acompañaron alumnos, ex alumnos, amigos de Don Bosco, por las principales avenidas del Cusco. A su paso el santo de los jóvenes recibió el homenaje y reconocimiento de diversas instituciones que agradecieron la presencia de la Urna y la labor salesiana en el Cusco.
La urna de Don Bosco hizo su ingreso triunfal a la plaza de armas del Cusco donde cientos de personas esperaban en los alrededores y dieron la bienvenida al Santo. Hubo una clima festivo con la participación de diversas delegaciones de instituciones educativas y autoridades. En ese breve recorrido por la plaza la urna de Don Bosco recibió una calurosa ovación. Todos querían tocar la urna. Se realizó una escenificación teatral donde el Inca y los 4 suyos dieron la bienvenida a Don Bosco a la ciudad imperial. Fue una representación al estilo del Inti Raymi. Multicolor, alegre, apoteósico. Una ceremonia memorable.


Al final de la ceremonia religiosa se realizó una procesión por las calles de la ciudad, visitando diversas instituciones y casas con espíritu salesiano, entre ellas el Colegio María Auxiliadora donde recibió un cálido homenaje.

La presencia mayoritaria de las delegaciones de Calca, Lares, Amparaes, Quebrada Honda y Monte Salvado fue la nota que encendió de calidez, amistad, alegría la peregrinación ante la Urna de Don Bosco. Desde las 4 de la tarde comenzaron a desfilar las delegaciones ataviadas con trajes típicos para luego representar en el atrio de la Catedral un sentido homenaje al Santo de los Jóvenes. El colorido de los trajes, la precisión y entusiasmo en la ejecución de los bailes y danzas fueron la constante de este momento.
A la inmediata presentación de la cantata en honor de Don Bosco se sumó el deleite de los castillos de fuegos artificiales que llenaron la plaza de multicolores fogonazos de luz. Las palabras agradecidas de Sor Raquel Moscoso hma y del P. Jesús Jurado sdb hacia los presentes y todos los que habían colaborado con el desarrollo de las actividades dio por concluido este familiar momento de celebración. La Urna emprendió su camino hacia Arequipa, la Blanca Ciudad. ¡Viva Don Bosco!
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